Gaceta de
Salamanca 28/03/2013
MIENTRAS
Julio Fermoso y Juan Antonio Martín Mesonero, entre otros, aprobaban con
alegría e irresponsable despreocupación operaciones crediticias o inversiones ruinosas
que han provocado un boquete en la
Caja de más de 6.300 millones, ellos se embolsaban en sus
cuentas corrientes o en sus
bolsillos
varios millones de las antiguas pesetas.
El “tripresidente”
concretamente cobró desde el 2006 por esta nefasta gestión 160.000 euros, que
por cierto sigue sin devolver, y además se quedó con un pisito de la antigua
Caja, situado en pleno centro histórico de Salamanca, por 97.000 euros. En esos
años de suculentos sobresueldos no ponía ninguna pega a las informaciones que
la dirección de la Caja
le facilitaba o más bien le interesaban poco, porque el objetivo era cobrar y
cobrar y cuantas más reuniones se hicieran mejor, porque más engordaba su
bolsillo.
Sin embargo,
desde que se cortó el grifo de las dietas alega que no recibe información de
los asuntos de la entidad y que por este motivo deja el consejo de
administración.
¡Hay que ser
cobarde por no decir la verdad y por no dar la cara por su corresponsabilidad
en la ruina de la Caja!
De Santos
Llamas, antiguo presidente de Caja España, mejor ni hablar, porque cuando se
autoconcedía millonarios créditos y contribuía a arruinar la entidad, no
faltaba a ninguna reunión, igual que el exalcalde de León, Francisco Fernández,
todavía consejero de Duero-España, por donde no ha vuelto a pisar tras recibir
la escandalosa indemnización de más de medio millón de euros.
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