EL MUNDO - J. LUIS F. DEL
CORRAL / Valladolid / 17/04/2013
- No precisó en el orden del día que se iba a aprobar la emisión de 200MM
- El Banco de España les anunció un cambio de rating y no informaron
- El consejo desconocía lo que se iba a tratar en la reunión de febrero de 2009 en la que se dio el visto bueno a la emisión de 200 millones.
La táctica ocultista de
Caja España para vender en 2009 las participaciones preferentes no fue una
actuación aislada o exclusiva de su División Comercial. A la prohibición de dar
información escrita a los clientes, se sumó un plan deliberado de camuflar
información al consejo de administración.
Así lo consideran algunos
consejeros de la entidad que presidía aquel año Santos Llamas. El promotor inmobiliario
firmó la convocatoria del consejo del 12 de febrero en el que se aprobó la
emisión con un orden del día en el que no aparecía de manera explícita esta operación.
El orden del día oficial
del consejo de Caja España tenía once asuntos para tratar y en ninguno se
mencionaba la emisión de las preferentes. De su contenido, al que ha tenido
acceso EL MUNDO de Castilla y León, «no se podía desprender
que se iba a tratar un asunto de tanto calado», señalan los interlocutores de
este periódico.
Algunos consejeros
consultados, que por ahora prefieren permanecer en el anonimato, consideran que
fue una auténtica «encerrona» y aseguran que no eran conscientes de la
envergadura de la decisión tomada aquella tarde del 12 de febrero a las 18
horas.
Los que así se expresan
están convencidos de que la prohibición de entregar por escrito las ofertas a
los clientes de Caja España no fue un hecho aislado. Sospechan que esa estrategia
de ocultación deliberada envolvió a las participaciones preferentes antes,
durante y con posterioridad a su venta.
Distintas personas que
entonces formaban parte del consejo de administración van más allá. Recuerdan que
dos semanas después de celebrarse la reunión que aprobó la emisión de 200
millones, la entidad celebró un consejo «demoledor» en el que Javier Ajenjo
-entonces director adjunto de Caja España a las órdenes de Ignacio Lagartos y
Santos Llamas- informó de la reunión que unos día antes había tenido la
dirección con Javier Ariztegui, director general de Supervisión del Banco de España
y desde el 27 de marzo de aquel año subgobernador.
Ariztegui había presentado
aquel mes de febrero de 2009 un diagnóstico de la Caja de extrema debilidad y
había anticipado una bajada importante del rating, que primero Fitch y
despuésMoody’s se encargarían de certificar.
¿Por qué no se trasladó a
los inversores esa información tan delicada y no se incluyó en el folleto de emisión
remitido a la CNMVy
publicado en abril si la entidad era consciente de ello? El banco CEISS,
heredero de Caja España, prefiere no salir al paso de esta cuestión.
Sin embargo, interpretan
que el punto de las preferentes podía ser el octavo, cuyo título es «otros
asuntos de la competencia del consejo».
Algunos consejeros que
recuerdan aquella reunión del máximo órgano de administración de la Caja señalan que el directivo
del Banco de España habían puesto el acento en la falta de solvencia,
eficiencia, liquidez y la necesidad sobre todo de recurso propios para
fortalecer el capital. Ésta última era la función de las participaciones preferentes:
dotar de más capital a una caja quebrada y con exceso «riesgo inmobiliario» a
la que Ariztegui prometió ayuda para ganar tamaño y rebajar la morosidad.
Por eso, el afán desmedido
de los directivos era buscar capital. Incluso a costa de camuflar información
al consejo, como advierten algunos consejeros.
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